Para nadie que frecuente los circuitos
de arte contemporáneo le son desconocidas las dificultades que acarrea la
noción de video-arte, denominación
que para muchos no funciona adecuadamente, y si la seguimos utilizando es
porque cuando se han buscado alternativas como video de creación o video
experimental las cosas no han mejorado. Y es que la raíz del problema está
en el objeto que designa: la producción audiovisual susceptible de ser abarcada
bajo estos términos es tan heterogénea y escurridiza, que cada vez que se
intenta una ordenación o clasificación el fracaso parece anunciado. Creo que el
video Sinfonía de cruceros, del artista puertorriqueño Marxz Rosado, nos
enfrenta a las dificultades ya señaladas: ¿es una obra de video-arte o es un
cortometraje documental? ¿Está poniendo en imágenes un concepto o nos está
contando una historia? ¿Nos está planteando un reflexión sobre alguna realidad,
que es el encargo encomendado al arte contemporáneo o está apelando a nuestros
sentidos y emociones, que es lo que cierto cine experimental se propone? El
mismo Rosado, cuando, casi desprevenidamente, le disparé la pregunta sobre si
se consideraba un artista o un cineasta, titubeó, aunque reaccionó y reconoció
su inclinación cinematográfica. Por supuesto, no debemos olvidar que la misma
noción de cine y aquello que designa, vistas de cerca y a la luz de la
producción actual, es otro campo pantanoso, escurridizo, sobre todo cuando se
pronuncia esa otra abstracción absoluta que es la noción de cine experimental.
2.-Lo que
vemos y escuchamos
Y en efecto, desde el título, este
corto se anuncia ante todo cinematográfico, justamente porque su naturaleza
sonora y visual revela que el realizador
estuvo atento a aquellos dos canales que lo cinematográfico ha hecho su campo
de batalla plástica y el terreno de cultivo de aquello que de más esencial
tiene el cine: su lenguaje. Dos canales que en general los artistas, más
apegados a la acción artística y al performance descuidan o no los
optimizan, puesto que sus obras y proyectos se fundamentan en lo que pasa en sus acciones y no en lo
que le pasa a sus imágenes. Es decir,
que en general para los artistas que usan como soporte o medio el audiovisual,
la cámara y el lenguaje del cine son elementos pasivos, solo cumplen el papel
de vehículo de la obra y los reducen al pingüe rol de registro; a tal punto es así que hemos visto obras en video que son
meras documentaciones de obras, que muy bien funcionan sin el plus que le podrían aportar la cámara,
el encuadre, el color, el sonido, la planificación o el montaje; componentes
que, al contrario, son aprovechados y refinados en Sinfonía de cruceros.
3.-Lo que
se cuenta
¿Porqué entonces mostrar un cortometraje
en una galería y no en una sala de cine? Bueno, ya he dicho que el campo
cinematográfico, en la contemporaneidad, es también muy problemático:
justamente por la heterodoxia y proliferación de temas y formas. Sinfonía de cruceros cuenta una historia
es verdad, pero no es lo que ortodoxamente llamamos “una historia”, ciertamente
que hay personajes y acciones dramáticas, pero inscritas en una inusual
rarefacción; y además no hay una “puesta en intriga”, lo que lo distancia de lo
que habitualmente llamamos cine narrativo, aquel que obedece las reglas
dramáticas y profesa un respeto irrenunciable a los códigos de identificación y
conducción del espectador. Creo que el corto que nos aprestamos a ver está más
del lado de la expresión y la labor creativa de su realizador, y por ello
tiende a perturbar la mirada del espectador medio.
La historia de la
desobediencia, de los alejamientos o formas alternativas de contar una historia
es larga, y se inscriben en eso que yo llamo “incorrección creativa”, y han
surgido a su vez del tortuoso proceso de planearse dos preguntas: qué es una
historia y qué es contar una historia. El cine y el video experimentales, que
usan como soporte de registro el fílmico o el digital, han sido protagonistas
de la incorrección creativa más radical, en el sentido de que han buscado y
encontrado “hechos” que contar, situaciones y personajes, además de maneras de
contar muy particulares, que tensan en grado extremo la noción del narrar, de
contar una historia. En este cortometraje por ejemplo nunca vemos una ballena:
pero la escuchamos, y muy vívidamente.
4.-La
fábula del pescador, la ballena y el crucero
Sinfonía de
cruceros,
con material filmado directamente y por la doble vía del canal visual y
auditivo nos cuenta y nos revive la experiencia de arribos y llegadas, nos
muestra la febril actividad de un muelle, al que llegan y del que parten
enormes cruceros, a los que los dueños del mar casero escoltan, acogen o
despiden. Nada especial, pura cotidianidad con la que cualquier persona,
incluido el artista, conviven a diario. Pero justamente allí ocurre el gesto
estético: cuando ese fenómeno microscópico es convertido en metáfora por
alguien que mira se vuelve macroscópico; ese momento cualquiera metamorfoseado
en imagen y sonido se torna excepcional, o como dice Paul Auster de uno de los
personajes de su novela Leviatán, que
también es un artista: que era capaz de convertir lo más mínimo en algo preñado
de significados, de cargar a la más anodina rutina de la más excepcional
emoción.
Creo que el trabajo
sonoro —que no puedo privarme decir que podría hasta funcionar solo y
contagiarnos con la sola expansión de sus bajos marinos— y la labor plástica
sobre las imágenes revelan a un cineasta meticuloso y que está buscando.
Marxz Rosado es el
primer cortometrajista al que escucho decir que no le interesa el largometraje,
es decir, todo lo contrario de un cineasta cuya meta siempre es el largo. Y lo
dicho por Rosado me alegra, y es aleccionador, porque su actitud revaloriza al
corto, y lo conecta con alguien que yo aprecio mucho: Abbas Kiarostami, que
nunca ha dudado en llevar toda su experiencia narrativa adquirida en el formato
convencional de los 90 minutos a esa experiencia cercana al haiku, que es la
verdadera grandeza y esencia del cortometraje. Veamos y escuchemos entonces la
vida de este muelle; esta fábula de del pescador, la ballena y el crucero que
Marcxz ha compuesto para nosotros.
Galo Alfredo Torres
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