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viernes, 24 de abril de 2009

Cuerpos y Ensambles











Cuerpo en construcción, Hilda Thomas
La diosa de ébano se construye frente a testigos y fisgones.

Corpo vulnerabilis, Alex Zambrano
El enfrentamiento, la lucha, la lúdica, enfrentan lo desconocido.

Cuerpos de sal, Yelena Marich con Sonja Janousek, Verónica Moreira y Jenny Carvajal
La feminidad, la muerte, la redención.

Esta ocasión tres performance se apropian del espacio desde el interior al exterior.
Por su carácter efímero, se sugiere puntualidad. 

Producción: Cristian Levi, Vicente Gaibor, Erwin Guale, Mario Rodriguez.

Jueves 30 de Abril, 2009
20H00 a 24H00
Espacio Vacío galería de arte en construcción 
Panamá 202 y Juan Montalvo

Hilda, como la llamamos cariñosamente quienes la conocemos, será siempre una benefactora de los artistas. Musa y modelo por más de cincuenta años, sus ideas y su solidaridad acompañaron a los maestros ecuatorianos y europeos, y a varias generaciones de artistas, por lo difíciles caminos de la vida y del arte. Es por ello que por primera y única vez, artistas, amigos (jóvenes y viejos) y admiradores de la "diosa de ébano", hacemos un homenaje a esta mujer generosa, amante de la buena vida y artista ella misma de lo más glamoroso de nuestra cocina: el encocado -en todas sus versiones-, declarado patrimonio y símbolo (en sus palabras) de "lo erótico o altamente afrodisíaco".
Nacida en la zona de Chongón, de padre jamaiquino y madre peninsular, Hilda gozó desde muy pequeña de una sensibilidad que muchas veces no se logra ni con dinero ni con una educación especializada. Desde muy joven comprendió las diferencias existentes entre los hombres, no solo por ser negra, de lo que ha estado siempre orgullosa, sino por ser poseedora de una sabiduría capaz de distinguir la calidad estética de las cosas y de las circunstancias.
En estos más de cincuenta años la sensualidad de su cuerpo supo ganarse el respeto de mucha gente y, gracias a esa dignidad que emana de su figura, fue también capaz de trasformar cualquier ofensa en palabras de admiración y respeto.
Hilda, quien actualmente declara 74 años, es conocida en Guayaquil por el contoneo de su caminar, por su turbante y por sus coloridos trajes, pero, sobre todo, por poseer una personalidad que en tiempos de la más álgida modernidad fue capaz de exhibir sus raíces africanas desde una posición de vanguardia y con un orgullo y honestidad pocas veces vistos.
La mítica trayectoria de la vida de Hilda Thomas Méndez tiene un valor difícil de asir pues, casi siempre, las virtudes humanas están hechas de material nebuloso. Esta convocatoria es para quienes creemos que ella es parte de un patrimonio que hay que cuidar y conservar, un patrimonio que se refleja en las acciones de los jóvenes guayaquileños que hoy la están ayudando, en los artistas que han donado sus obras para que ella siga contoneándose feliz por nuestras calles, en la gente que irá a la subasta porque la conoce o quiere conocer a este personaje irrepetible y, finalmente, porque todos queremos agradecer a su famosa "mano negra" (en realidad a todo su magnífico y alegre cuerpo) por existir.
Un comentario más: las obras que se subastarán la noche del 14 de mayo son parte de una selección de los mejores artistas del Ecuador, venga temprano.

por Matilde Ampuero

viernes, 17 de abril de 2009

Alchólico

Otra noche en Guayaquil, otra oportunidad para beber a bajo costo. El vaivén del ventarrón nocturno encuentra un aliado en el vaivén de los vasos cerveceros, de mano en mano y de boca en boca, afectando la estabilidad física y emocional un sorbo a la vez.
Todavía íntegro, me desplazo a Espacio Vacio para revisar la muestra que nos corresponde: Poncho Franco y el Cholismo. El aterrizaje a altas horas no me permite ver algunas piezas de la muestra (¿las más cholas?) pues han pasado a mejor vida gracias a (s)ávidos postores. Así y todo, junto a varias damitas elegantes y caballeros galantes, alcanzo a disfrutar de una serie de joyas de fantasía: ¡la televisión decorada con tazas rosadas de plástico! ¡el medidor de electricidad con un collar de piñata colgándole! ¡las cortinas adornadas con flores falsas! ¡el autoretrato de terno y chancleta dentro de un marco donde también se encuentra un título de bachiller! ¡la funda de agua! ¡la bicicleta! ¡la llanta!

Incontables referencias al guatallarín (guatita+tallarín+plastico termoformado color rosado) en las paredes de la galería (garabateadas à la baño de colegio fiscal por los visitantes) motivaron a pensar por un momento en una posible falla de promoción: ¿será que la gente pensó que esto era un evento promocional para la nueva temporada de El Cholito?
Otros cuestionamientos, sensiblemente menos trastornados, fueron escuchados en el transcurso de la noche. Los que aún registro:
Una cineasta amateur: ¿donde esta el sofá cubierto de plástico?
Una gringa de paso: ¿así son las puertas de entrada en los pueblitos?
Un extranjero radicado acá: ¿es esto una galería o un minimarket abandonado?
Un delincuente: oye tú! ¿tienes tiempo para un cholo?

El vaivén del ventarrón siguió afuera y el de la muestra, adentro. Un bamboleo de piezas que podías llevar a casa desde $5, sin garante y sin cédula. Un conjunto que, al final, se quedó corto en su representación de un término sin término, sin final; un algo que es al mismo tiempo un concepto, una etnia, un prejuicio, un epíteto, un halago...

Antes de salir a buscar la (propia) chancleta, doy con la perla de la muestra. Una frase con fea letra, probablemente ya afectada por la hora y las botellas que, sin embargo, articulaba en 4 palabras todo lo que infructuosamente traté de explicar aquí: esfuérzate para la próxima. 
por:
alcoholicocatolico@gmail.com

domingo, 5 de abril de 2009

CHOLISMO el arte de la apariencia, Poncho Franco

Poncho Franco se considera a sí mismo como cholo, y para expresarlo a través de su práctica artística nos propone la transformación de objetos de acuerdo a  parámetros que denominamos peyorativamente cholos y que el encuentra interesantes.
Solicitó la donación de objetos chatarra para ser convertidos en objetos museables a través de su labor como pintor de oficio. Estas piezas serán subastadas al público asistente a la muestra.

Jueves 9 de Abril, 2009
20H00 a 24H00
Espacio Vacío galería de arte en construcción 
Panamá 202 y Juan Montalvo

CHOLISMO

Poncho Franco se considera a sí mismo como "cholo". Y a partir de esta autodefinición, nos propone explorar, de manera empírica, lo que esta designación significa actualmente en nuestro medio, en nuestra conciencia social. De esta forma, aparece el término "cholismo" , en un intento por definir ciertas formas que adquiere la cultura popular en la costa ecuatoriana (con especial énfasis en la provincia del Guayas), cuya particularidad se encuentra, visualmente, en una estética de cromática estridente y en la mezcla de elementos aparentemente irreconciliables, provenientes tanto de la moda internacional como de lo vernáculo.

El uso peyorativo del término cholo, al menos en nuestro contexto guayaquileño, se ha generalizado como una manera de excluir las ingeniosas expresiones que presenta la cultura popular como reacción ante la cultura hegemónica. Sin embargo, lo "cholo" se encuentra presente en la cotidianeidad de nuestros días, como parte constitutiva de la cultura local.

Inclusive, más allá del aspecto estético, puede detectarse la presencia de una serie de patrones de conducta: ser cholo implica ser irreverente (desde una perspectiva elitista, se asocia este comportamiento con la vulgaridad y el mal gusto), pero también significa, en algunos casos, ser tímido ("acholarse" expresa tener vergüenza frente al público).

Para Poncho, el intento de concretar sus ideas sobre lo "cholo", más que constituir una definición categórica, resulta una contribución desde su actividad como pintor de oficio. Por ello, su propuesta para Espacio Vacío es la de conformar una exposición donde se explicite visualmente lo que podría denominarse una estética de lo "cholo".

Su propuesta consta de dos etapas:

1.- Solicitar al público la donación de objetos y artefactos en desuso (chatarra) para su conversión en objetos museables, a través del reciclaje y su transformación estética.

2.- Realizar una subasta de las "obras" resultantes con el público asistente a la muestra en la galería, a precios muy bajos entre $5.oo y $20.oo.

Ana Rosa Valdez